viernes, 12 de marzo de 2010

La PAZ: un valor nacional para la reconstrucción de un país dividido.

La PAZ: un valor nacional para la reconstrucción de un país dividido.

“No existe un camino hacia la paz.
La paz es el camino”.
Mahatma Gandhi


“Invictus”, el ejemplo de Sudáfrica.

Recientemente se mostró en cartelera una película de Clint Eastwood titulada “Invictus”, basada en el libro de John Carlin, “Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game That Changed a Nation.” Dicha película muestra a Sudáfrica, un país divido racialmente entre blancos y negros como resultado del apartheid, que fue un fenómeno de segregación racial establecido por los colonizadores holandeses durante el Siglo XX. Nelson Mandela es electo presidente en 1994, después de más de 20 años en prisión. Aparte de solucionar los graves problemas económicos del país (como por ejemplo el desempleo), su objetivo principal es buscar la reconciliación porque reconoce que la paz es el camino para el desarrollo del país y para lograrlo usa el deporte. El rugby es un deporte de origen inglés que simbolizaba el prejuicio y el apartheid mismo, por lo cual sus jugadores eran principalmente blancos y los negros repudiaban al equipo nacional. Los seguidores y colaboradores de Mandela no pueden comprender que insista en mantener el nombre y los colores del equipo nacional de rugby. Mandela no quiere romper con el pasado, sino darle un nuevo significado que represente la unión de todos los sudafricanos y para ello ve la oportunidad perfecta en ser los anfitriones del Campeonato Mundial de Rugby en 1995. Él solicita la ayuda de Pienaar, capitán de Springboks (nombre del equipo oficial de rugby sudafricano), quien lideriza el cambio de actitud de los jugadores. Cuando concluye el partido final del campeonato le preguntan a Pienaar: ¿Qué se siente tener a 62000 fanáticos apoyándolos en el estadio? Su respuesta es contundente: “No teníamos 62000 fanáticos apoyándonos, sino 43 millones de sudafricanos.” Se había logrado el objetivo de reconciliar a los blancos y los negros a través del deporte.
Este ejemplo invita a reflexionar sobre la viabilidad de lograr la reconstrucción de un país divido, teniendo como norte el camino de la paz. En Venezuela existe una marcada división política que afecta todos los ámbitos de la vida nacional a nivel individual y colectivo. Es el momento de iniciar un proceso de reconciliación que busque la unidad de todos los venezolanos y el desarrollo del país. Es allí donde la educación en valores juega un papel muy importante, así como el uso efectivo de los medios de comunicación.

¿Qué es el valor nacional de la paz?

La palabra paz deriva del latín pax y puede tener varias acepciones, entre las cuales se encuentra: “situación de concordia con los semejantes”. En este caso, es sinónimo de reconciliación, unión, armonía y participación en algo motivante para un grupo. Por lo tanto, puede hablarse de una paz social como entendimiento y buenas relaciones entre los grupos, clases o estamentos sociales dentro de un país.
La paz, no significa sólo la ausencia de conflicto o de guerra (que es la definición más común de esta palabra), implica el vivir de tal modo que los conflictos puedan ser superados en el marco de la convivencia fraterna y respetuosa. No se refiere únicamente al conflicto bélico, sino también a la contraposición de intereses entre personas o grupos o las diferentes formas de entender el mundo. Las relaciones humanas son siempre conflictivas y la superación pacífica y positiva de estas situaciones es precisamente la forma de convivencia armónica de las distintas culturas, pueblos, religiones, sexos, razas y demás diferencias que puedan servir de excusa para la división, el antagonismo, el odio o la incomprensión.
La paz como valor nacional, es un espacio de encuentro, un tiempo de relaciones humanas gozosas, y un estado activo de toda sociedad en la búsqueda de una sociedad más justa. Así lo entendió Mandela en Sudáfrica y consiguió hacerlo entender a todos sus compatriotas sin importar la raza. El triunfo del equipo nacional de rugby con el apoyo de todos los sudafricanos, fue el inicio de una nueva era en ese país, ahora próspero, en el que se obtuvo un balance armónico y la participación de todos los habitantes sin discriminación en las diferentes esferas de la vida nacional. Fue el signo visible de la concepción de gobierno que Mandela tenía desde un inicio y que mantuvo a lo largo de su vida, la cual fue difícil de entender tanto para sus seguidores como para sus detractores, incluso para los miembros de su propia familia. Por eso en la película, se plantea como lema de la vida de Mandela el poema de Henley (1975) que le da nombre y concluye:
“No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
Soy el amo de mi destino
Soy el capitán de mi alma.”


Educar para la paz en Venezuela


Educar para la paz es una manera específica de educar en valores. El compromiso de la educación radica en la promoción de valores que contribuyan al desarrollo de una sociedad abierta y plural, donde el valor de la paz destaca entre muchos otros como la solidaridad, la justicia, el respeto, la libertad la igualdad, la participación, etc. Supone enseñar y aprender a resolver los conflictos que están presentes de forma permanente en nuestra sociedad como manifestación de la diversidad de intereses y visiones del mundo empleando otros mecanismos distintos a la violencia. Por tanto, se requiere asumir la paz como un valor nacional, como un proceso continuo de promoción de la no-violencia, la justicia y la solidaridad dentro del sistema educativo, la familia y los medios de comunicación.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lleva a cabo convenios varios con instituciones de educación superior en diferentes países que se han denominado Cátedras UNESCO, pero que tienen en común la misma filosofía educativa expresada en los siguientes términos:
"Cabe subrayar que la educación superior no es un simple nivel educativo. En este peculiar período signado por la presencia de una cultura de guerra, debe ser la principal promotora en nuestras sociedades de la solidaridad moral e intelectual de la humanidad y de una cultura de paz construida sobre la base de un desarrollo humano sostenible, inspirado en la justicia, la equidad, la libertad, la democracia y el respeto pleno de los derechos humanos."
En Venezuela, universidades como la Universidad Central de Venezuela y la Universidad de los Andes, entre otras forman parte de estos convenios.

Dentro de este contexto un grupo de premios Nobel de la Paz, promovieron una petición llamada “Manifiesto 2000” que invita a que todos nos comprometamos colectivamente a:
“Respetar todas las vidas y la dignidad de cada persona sin discriminación ni prejuicios.
Rechazar la violencia en todas sus formas practicando la no-violencia activa.
Liberar la generosidad a fin de terminar con la exclusión, la injusticia, la opresión política y económica.
Escuchar para comprenderse al defender la libertad de expresión y la diversidad cultural, privilegiando siempre la escucha y el diálogo.
Preservar el planeta al promover un consumo responsable y un desarrollo que respete el equilibrio de los recursos naturales.
Reinventar la solidaridad al propiciar la participación de todos y todas.”

Esta es la agenda a seguir para educar para la paz, lo cual es imperante ante la sociedad en que vivimos donde predomina la violencia, tal como se evidencia en las noticias de prensa y televisión diariamente.

Educar para la paz implica la búsqueda y posterior conciencientización de la persona individual y socialmente mediante la armonía del ser humano consigo mismo, con los semejantes y con la naturaleza resultante de la sociedad que le rodea, es decir de una “paz integral” (Pascual y Yudkin 2003). De esta manera, la persona estaría a gusto consigo misma, a la vez que poco a poco va conociendo a las demás personas mediante lazos de comunicación, justicia y convivencia. En palabras de Rigoberta Menchú (2002):
La paz no puede ser ni un anhelo ni sólo una discusión teórica. Es una lucha permanente que significa acciones concretas que transformen las actuales prácticas de exclusión, intolerancia y racismo que diariamente destruyen las relaciones entre las sociedades y las generaciones. Cambiar estas prácticas por otras cuyo sustento sea un conjunto de valores, actitudes y comportamientos, como sustento de la paz y la no violencia, es el reto de este milenio que iniciamos.
Finalmente, lo que se pretende educando para la paz es resolver no-violentamente los conflictos personales, sociales y ambientales hasta conseguir la paz integral: la personal, la social y la ambiental; que a su vez conlleva a la tan ansiada paz nacional. Este proceso es el que siguió Sudáfrica y que le ha permitido desarrollarse económica y políticamente. La paz es el camino que nos toca recorrer a los venezolanos para lograr salir de la crisis económica, política y social en la cual nos encontramos. La paz es el compromiso que debemos asumir colectivamente en Venezuela, fomentándola y modelándola principalmente desde el hogar, los centros educativos y los medios de comunicación social. Seamos, a imitación de San Francisco de Asís, “instrumentos de paz”.
Carlina Rojas Pérez.



Referencias
Pascual Morán, A. y Yudkin Sulieveres, A. (2003). Educar para la paz en convivencia solidaria: hacia una agenda compartida de investigación en acción. Disponible en: http://unescopaz.uprrp.edu/documentos/cultpaz_calivida.htm
Consultada: 11 de marzo de 2010.

Manifiesto 2000 para una cultura de paz y no violencia.
Disponible en: http://unescopaz.uprrp.edu/documentos/Manifiesto.html Consultada: 11 de marzo de 2010.

¿Qué es la Cáredra UNESCO de Educación para la paz? Disponible en: http://unescopaz.uprrp.edu/que/quees.html Consultada: 11 de marzo de 2010.

PAZ. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Paz Consultada: 11 de marzo de 2010.

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